Margot Begeman y Vincent Van Gogh tuvieron una relación breve pero significativa. Margot era la hija de un amigo cercano de Van Gogh, el Dr. Johannes Begeman, y se conocieron en la primavera de 1885 cuando Van Gogh se mudó a Nuenen, una pequeña aldea en los Países Bajos. A Van Gogh le gustó mucho Margot, a quien describió como "un pequeño campesino con una cara dulce y picante". Durante su tiempo juntos, Van Gogh le pintó un retrato que ahora se encuentra en la colección del Museo Van Gogh en Ámsterdam. Sin embargo, la relación entre ellos nunca llegó a ser seria. Van Gogh estaba demasiado obsesionado con su arte para establecer una relación duradera y estable. Además, Margot estaba comprometida con otro hombre y pronto se casó con él, lo que puso fin a cualquier posibilidad de romance entre ella y Van Gogh. A pesar de la brevedad de su relación, la presencia de Margot en la vida de Van Gogh se refleja en muchas de sus obras, especialmente en su serie de dibujos y pinturas de los campesinos de Nuenen. Margot también figura en muchas de las cartas de Van Gogh a su hermano Theo, en las que habla de su admiración por ella. En conclusión, la relación entre Margot Begeman y Vincent Van Gogh fue corta pero significativa, y la presencia de Margot tuvo un impacto duradero en la obra de Van Gogh.
