Kanye West y Virginie Maury se conocieron en un concierto de música en la ciudad de París. Kanye se presentaba como artista principal y Virginie era la encargada de la producción del evento. En medio de la preparación del escenario y los ensayos, Kanye y Virginie se encontraron varias veces y empezaron a conversar. A pesar de las diferencias culturales y de idioma, sintieron una conexión instantánea en su pasión por la música y por el arte en general. Durante el concierto, Kanye no dejaba de mirar a Virginie desde el escenario, y en un momento dado, se detuvo en medio de una canción para pedirle que subiera al escenario y bailara con él. Virginie, sorprendida, aceptó y juntos improvisaron un baile lleno de energía y creatividad. A partir de ese momento, se convirtieron en amigos y colaboradores cercanos en muchos proyectos artísticos en los años siguientes.