Mónica Peiser y Vivian Stanshall tuvieron una relación sentimental en la década de 1970. Peiser era una modelo y actriz española que conoció a Stanshall, líder de la banda británica Bonzo Dog Doo-Dah Band, durante una gira de la banda en España. La pareja se mudó a vivir juntos en una casa en la región de Cádiz, en Andalucía, donde Mónica había crecido. La relación entre ambos fue complicada debido a los problemas de salud mental de Stanshall, que a menudo se agravaban con el abuso de drogas y alcohol. Durante su estancia en España, Stanshall grabó su álbum en solitario "Teddy Boys Don't Knit" en 1974, en el que Peiser proporcionó voces de fondo. La relación llegó a su fin en 1976, cuando Stanshall regresó a Inglaterra. Aunque la relación entre Peiser y Stanshall fue breve, dejó una huella significativa en la vida y obra del músico británico. En su autobiografía "Rawlinson End", Stanshall le dedicó un capítulo a Mónica Peiser, en el que la describía como un "lugar de paz y una belleza constante" en su vida tumultuosa.