Un día Ilka estaba caminando por la calle cuando de repente se le cayó su llavero. Walter que iba pasando se acercó para ayudarla a recogerlo y fue ahí cuando sus miradas se encontraron. Desde ese momento no pudieron dejar de platicar y reír juntos, descubriendo que tenían muchos intereses en común y una conexión muy especial. Se dieron cuenta rápidamente de que habían encontrado un gran amigo en el otro y a partir de ahí comenzó una amistad inquebrantable y llena de aventuras.