La relación entre Bette Davis y William Wyler fue de colaboración profesional y amistad profunda. Juntos trabajaron en cuatro películas: "Jezebel" (1938), "La carta" (1940), "La loba" (1941) y "La princesa que quería vivir" (1949). Davis consideraba a Wyler como uno de los mejores directores de Hollywood y en su autobiografía escribió: "Él sabía cómo llegar a mi alma y siempre me empujaba un poco más lejos, más allá de mi límite". Pese a tener una gran admiración mutua, también hubo momentos tensos en su relación profesional, como cuando Wyler decidió que Davis no era la actriz adecuada para el papel principal de "El cuarto mandamiento" (1952). Sin embargo, su amistad permaneció intacta y se mantuvieron en contacto hasta la muerte de Wyler en 1981. Davis dijo en una entrevista en 1972: "Siempre lo he querido y lo he respetado enormemente. Y siempre lo extrañaré".