Daisy Fellowes, una socialite y escritora inglesa, y Winston Churchill, el primer ministro británico más famoso de la historia, tenían una relación de amistad muy cercana. Se conocieron en los años 20 cuando Daisy era una de las mujeres más populares del mundo de la moda y Winston había empezado a destacar en la política. Se cree que su amistad comenzó gracias a su pasión compartida por la moda y la costura, ya que Daisy era también diseñadora y editora de moda de la prestigiosa revista Harper's Bazaar. Además, Daisy tenía un gran sentido del humor y era famosa por su ingenio, algo que conectó con Churchill, quien también era conocido por su habilidad para hacer reír a la gente. Según cuentan los registros de la época, Churchill solía hacer bromas al respecto de sus diferencias políticas y sociales, diciendo que Daisy era "tan rica que podía comprar su propia circunscripción electoral". La amistad entre ambos se mantuvo hasta la muerte de Churchill en 1965. Daisy fue una de las pocas personas que estuvo presente en su funeral en la Catedral de San Pablo en Londres y, según la leyenda, soltó su abanico cuando la urna de Churchill pasó delante de ella, en un gesto final de respeto y adiós. En resumen, la relación entre Daisy Fellowes y Winston Churchill fue una amistad duradera y basada en la pasión compartida por la moda y el humor.
