Mientras Aneta caminaba por las calles de Varsovia tarde en la noche, se perdió en los laberintos de la ciudad. De repente, un hombre alto y apuesto llamado Wojciech se le acercó y le preguntó si necesitaba ayuda. Aneta se sintió aliviada de que alguien fuera amable con ella y le contó la situación. Wojciech, que vivía cerca, ofreció llevarla hasta su casa. Mientras caminaban, descubrieron que tenían mucho en común y la conversación fluyó. Aneta se sintió muy cómoda con Wojciech y sintió que podía confiar en él. Cuando llegaron a la casa de Aneta, intercambiaron números de teléfono y prometieron mantenerse en contacto. Desde entonces, se volvieron inseparables y comenzaron una hermosa historia de amor que los llevó a recorrer el mundo juntos.