Un día soleado, mientras Yukimaru caminaba por el bosque, de repente escuchó un sonido extraño. Al acercarse, descubrió a Yahama-Batista haciendo música con una guitarra hecha de ramas y cuerdas de hiedra. Yukimaru se acercó con intriga y curiosidad, fascinado por la música que había escuchado. Una vez que Yahama-Batista terminó su canción, los dos se miraron y se sonrieron. Comenzaron a hablar y a compartir sus historias. Yukimaru habló sobre sus aventuras en el bosque y cómo le gustaba explorar y aprender cosas nuevas. Yahama-Batista compartió su amor por la música y cómo había aprendido a hacer su propia guitarra con materiales naturales. Mientras hablaban y compartían más sobre sí mismos, descubrieron que tenían mucho en común. Yukimaru y Yahama-Batista se dieron cuenta de que eran almas gemelas y formaron una gran amistad desde ese día en adelante. Juntos, exploraron el bosque, tocaban música y descubrían nuevas aventuras emocionantes.
