Un día soleado en el parque, Lily disfrutaba de la tranquilidad del paisaje, cuando de repente escuchó una melodía mágica que venía de uno de los árboles. Se acercó curiosa y encontró a Yukimaru tocando su koto. Embelesada por su música, Lily se quedó a su lado todo el día, escuchando las melodías que fluían del instrumento de su nuevo amigo. A partir de ese día, se convirtieron en inseparables, compartiendo no solamente su amor por la música, sino también por la naturaleza. Cada vez que quedaban, exploraban juntos nuevos lugares del parque, admirando cada detalle que encontraban a su paso. Gracias a la música, Yukimaru y Lily encontraron una conexión especial que les llevó a tener una amistad duradera.
