Un día soleado en los suburbios de Tokio, Yuri Sakazaki estaba entrenando en su dojo de artes marciales cuando una mujer alta y hermosa entró en su camino. Danielle Moinet estaba de viaje en Japón y se había topado con el dojo de Yuri por casualidad. A pesar de no hablar el mismo idioma, rápidamente se conectaron a través de su pasión por los deportes de combate y pasaron horas intercambiando técnicas y movimientos. Al final del día, Yuri invitó a Danielle a ir a un karaoke cercano para relajarse, y aunque estaba un poco nerviosa por el cambio repentino de ambiente, Danielle aceptó. Después de varias canciones de karaoke y unas cuantas bebidas, Yuri y Danielle se dieron cuenta de que tenían mucho en común fuera de las artes marciales. Desde entonces, Yuri y Danielle han mantenido una amistad a larga distancia, manteniendo contacto a través de llamadas y mensajes de texto. Siempre se emocionan al hablar de la posibilidad de volver a entrenar juntas algún día en el futuro.