Yuri-Sakazaki y Rainer-Maria-Wittenauer se conocieron por casualidad en un pequeño restaurante japonés en el centro de la ciudad. Yuri estaba sentada en una mesa sola, esperando a su cita que nunca llegó, mientras que Rainer estaba sentado en la barra, disfrutando de una copa de sake. Rainer se acercó a Yuri para preguntarle si estaba bien, ya que parecía triste y decepcionada. Yuri le agradeció su amabilidad y le contó lo que había sucedido. Rainer la escuchó atentamente y decidió invitarla a cenar con él. Yuri aceptó, sintiendo que era una buena oportunidad para olvidar su mala noche. Durante la cena, Rainer y Yuri descubrieron que compartían muchas aficiones y gustos similares. Hablaron de sus vidas, sus pasiones y sus sueños. Se dieron cuenta de que se entendían muy bien y que tenían una conexión única e inesperada. Al final de la noche, Rainer y Yuri intercambiaron números de teléfono y decidieron que querían volver a verse pronto. Desde ese día, su amistad se convirtió en algo más y comenzaron una historia de amor que duraría muchos años.