Kira y Yuri se conocieron en una fría tarde de invierno en un pequeño café de Moscú. Ambos estaban esperando su pedido cuando notaron que la persona detrás del mostrador les había intercambiado las bebidas por error. Se miraron por un momento y comenzaron a reírse de la situación. Después de intercambiar las bebidas correctamente, se sentaron juntos a charlar. Hablaron de todo, de sus gustos en música, cine y arte, y poco a poco descubrieron que tenían muchas cosas en común. El tiempo pasó volando y cuando se dieron cuenta, ya estaba anocheciendo. Se despidieron con una sonrisa y sin dudas de que volverían a verse pronto. Desde ese día, Kira y Yuri se volvieron inseparables, formando una conexión tan fuerte que superó incluso las adversidades del tiempo y la distancia. Siempre recordarán aquel encuentro casual en aquel pequeño café de Moscú como el punto de partida de su gran historia de amor.
