Un día soleado de verano, Keyshia-Cole caminaba por la avenida principal de la ciudad cuando sus ojos se posaron en una joven cantando en una esquina. La voz de Zay-Day era lo suficientemente poderosa como para detener a cualquiera en su camino, y así lo hizo con Keyshia. Se acercó a ella, le echó unos dólares en el bote y se quedó allí simplemente para escucharla cantar. La química entre ellas era evidente y pronto comenzaron a hablar y a intercambiar sus gustos musicales. Después de esta casualidad, Keyshia comenzó a buscar a Zay-Day en la ciudad y se hicieron amigas inseparables. A partir de ahí, colaboraron en varios proyectos musicales y hasta organizaron un concierto benéfico juntas. Su amistad se ha fortalecido gracias a la música, y siguen trabajando juntas para ayudar a las personas necesitadas.
