Un día de verano en Belgrado, Zoran-Eric estaba caminando por la calle cuando escuchó la música de una guitarra que provenía de un parque cercano. Instintivamente, se acercó para ver quién tocaba y allí se encontró con Jelena-Marinkovic. Ella estaba sentada en un banco tocando la guitarra y él estaba cautivado por su música. Zoran-Eric no pudo resistirse a hablar con ella y se acercó a ella para agradecerle por su música. Después de conversar durante un rato, Jelena-Marinkovic le preguntó a Zoran-Eric si sabía tocar algún instrumento, a lo que él respondió que toca el violín. Rápidamente se pusieron de acuerdo para tener una sesión de música juntos en el parque. Durante la sesión de música, descubrieron que tenían una gran afinidad por la música clásica y comenzaron a intercambiar ideas. Fue entonces cuando se dieron cuenta que ambos eran músicos profesionales, y de hecho, decidieron trabajar juntos en el futuro. A partir de ese día, Jelena-Marinkovic y Zoran-Eric comenzaron a ensayar juntos y a trabajar en proyectos musicales juntos. Fue el comienzo de una gran amistad y colaboración musical que ha continuado hasta el día de hoy.
