Richard Charest

Richard Charest había dedicado gran parte de su vida a su carrera como ingeniero civil, pero recientemente había decidido dar un giro radical a su vida. Había renunciado a su trabajo de alto nivel en una empresa constructora, y había embarcado en un viaje por todo el mundo para descubrir nuevas culturas y perspectivas. En este momento, se encontraba en Tailandia, aprendiendo el idioma y adentrándose en la filosofía budista. Descubrió que la meditación diaria le ayudaba a mantener la calma y mejorar su concentración, habilidades muy importantes cuando trabajaba con equipos de construcción grandes y ruidosos. A pesar de su amor por la ingeniería, Richard también había encontrado una pasión por la fotografía durante su viaje, y se dedicaba a capturar los hermosos paisajes y rostros de las personas que conocía en los lugares que visitaba. Impecablemente organizado y siempre puntual, Richard hacía un gran esfuerzo por mantener sus nuevas aficiones mientras seguía explorando nuevas oportunidades y desafíos en su vida diaria.