Richard Vernon

Richard Vernon llevaba una vida aparentemente perfecta. Tenía una esposa hermosa y exitosa, dos hijos preciosos, un auto último modelo y una casa espaciosa en una de las mejores zonas de la ciudad. Pero detrás de esa fachada había un hombre infeliz y aburrido. Trabajaba en una corporación multinacional y lo único que lo mantenía ahí era el dinero. Cada día se levantaba temprano, tomaba su café, se vestía con su traje negro y salía de casa sin despedirse de su esposa y sus hijos. Ya en el trabajo, su día estaba lleno de reuniones, llamadas y correos electrónicos. Todos los días parecían iguales y ya no tenía motivación ni inspiración para nada. Sentía que estaba atrapado en una rutina agotadora y que su vida estaba lejos de ser satisfactoria. Sin embargo, seguía adelante, porque eso era lo que se suponía que debía hacer como adulto responsable y exitoso.