Robert Franklyn
Robert Franklyn era un hombre complejo y enigmático. Había conseguido éxito en su carrera como abogado de una prestigiosa firma, pero siempre sentía que algo le faltaba. A menudo se encontraba a sí mismo pensando en su pasado, en esos años en los que viajaba por el mundo sin rumbo fijo y con poco dinero en el bolsillo. Tal vez fuera esa sensación de libertad lo que echaba de menos, o quizás era el hecho de no tener que rendir cuentas a nadie más que a sí mismo. En su tiempo libre, Robert se dedicaba a leer clásicos de la literatura y a escribir reflexiones sobre la vida en su diario personal. Sus amigos más cercanos eran personas que compartían su pasión por el arte y la cultura, con quienes solía tener interesantes charlas sobre la existencia humana y sus misterios. A pesar de ser un hombre reservado, Robert también era conocido por su sentido del humor sarcástico y su amor por la música de los años 80. Había aprendido a tocar la guitarra y solía deleitar a sus amigos con versiones de canciones de The Smiths y Joy Division. En definitiva, Robert era un hombre complejo y contradictorio, en búsqueda constante de un equilibrio entre la vida que llevaba y la que realmente quería vivir.
