La señora Rosalía García de la Huerta fue una destacada líder sindical y social chilena nacida en el año 1941 en la ciudad de Santiago. Desde muy joven se preocupó por los derechos de los trabajadores, por lo que se unió al Sindicato de Trabajadores del Cobre y más tarde al Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Chile.
En la década de 1980, fue elegida como presidente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Chile, cargo que ocupó hasta 1994. Durante su gestión, lideró importantes movilizaciones y negociaciones con las autoridades de la universidad en busca de mejorar las condiciones laborales y salariales de los trabajadores.
Además, García de la Huerta se destacó por su compromiso con la educación, por lo que fue una de las fundadoras de la Escuela Nacional Sindical y dirigió por muchos años la Asociación de Mujeres Chilenas por la Paz.
En el año 2005, recibió el Premio Nacional de los Derechos Humanos de Chile, en reconocimiento a su labor como defensora de los derechos laborales y sociales. Rosalía García de la Huerta falleció en Santiago en el año 2014, dejando un legado de lucha incansable en defensa de los trabajadores y de los derechos humanos.
Un día de verano, Diego estaba paseando por la calle cuando se encontró con Rosalía, quien estaba buscando su teléfono móvil extraviado. Diego se ofreció a ayudarla en su búsqueda y juntos recorrieron el vecindario. Después de una hora de buscar por todas partes, finalmente encontraron el teléfono debajo de una maceta en la entrada de una casa.
Agradecida por su ayuda, Rosalía invitó a Diego a tomar un café en la cafetería de la esquina. Durante su conversación, descubrieron que eran ambos fanáticos de la música clásica y compartían la misma pasión por la fotografía. Decidieron intercambiar números de teléfono y comenzar a salir juntos.
Desde ese día, Diego y Rosalía han sido inseparables, disfrutando de su amor por la música, la fotografía y las largas caminatas por el campo. Ahora, años después, siguen siendo una pareja feliz y enamorada, todo gracias a ese día de verano en el que se conocieron gracias a un teléfono móvil perdido.