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Rosetta Duncan

Rosetta Duncan

Rosetta Duncan fue una destacada artista argentina nacida en 1902 en la ciudad de Buenos Aires. Siendo la menor de seis hermanos, empezó a cantar desde muy joven en su iglesia y tuvo su primer trabajo musical como corista en un teatro. Fue descubierta por el director André Roanne, quien la llevó a Europa para trabajar en el cabaret LEmpire de París.

En París, Duncan se destacó como una artista de gran talento y energía, cantando en francés y español. Durante la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Buenos Aires y continuó su carrera en Argentina, donde alcanzó la fama como intérprete de tangos y canciones folklóricas.

Duncan fue aclamada por su interpretación en películas, como La vida es corta de 1936, y por sus grabaciones de música popular. Grabó más de 200 canciones, algunas de las cuales se convirtieron en éxitos internacionales. También participó en la televisión, en programas como Grandes valores del tango.

Rosetta Duncan falleció en 1969 en Buenos Aires, dejando un importante legado en la música popular argentina. Su voz y estilo de interpretación son recordados como únicos y han inspirado a muchos artistas en las décadas siguientes.

Relaciones amorosas

Courtney Edison

Courtney Edison

Novia de Rosetta Duncan

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Un día, Courtney-Edison caminaba por el parque mientras escuchaba música en sus auriculares. Repentinamente, el cable de sus auriculares se enredó en un árbol bajasado y se le rompieron. Fue entonces cuando empezó a buscar una tienda cerca de allí para comprar uno nuevo.

Buscando en su celular encontró la tienda de electrónica más cercana que estaba en la misma calle. Mientras caminaba hacia la tienda, se topó con Rosetta-Duncan, quien casualmente había salido de la tienda de electrónica.

Viendo que Courtney-Edison parecía perdido, Rosetta-Duncan, decidió acercarse y preguntar si podía ayudar en algo. Courtney-Edison le explicó su problema con sus auriculares, y Rosetta-Duncan, quien era muy conocedora de tecnología, sugirió que le podía ayudar.

Ambas chicas decidieron ir juntas a la tienda de electrónica. Rosetta-Duncan le recomendó un juego de auriculares y mientras esperaban su turno para pagar, empezaron una amena conversación sobre sus gustos musicales y las curiosidades del barrio donde se conocieron.

En ese momento, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y de que podrían convertirse en buenas amigas. Desde entonces, comenzaron a hablar más y a compartir sus intereses, creando una amistad inquebrantable que las llevó a compartir muchos momentos de felicidad juntas.