Sam Wagstaff nació en 1921 en Nueva York y se convirtió en un importante coleccionista y mecenas de arte. Después de estudiar en Yale, comenzó su carrera en la industria de la moda y trabajó como director creativo de varias revistas de moda importantes como Harper's Bazaar y Vogue. En la década de 1960, se interesó por el arte contemporáneo y comenzó a coleccionar fotografías. En la década de 1970, curator de una importante exposición de fotografía en el Instituto de Arte de Chicago, lo que le llevó a ser considerado uno de los principales mecenas de la fotografía norteamericana.
Wagstaff también tuvo una relación personal con el artista Robert Mapplethorpe y su influencia en la carrera de Mapplethorpe es considerada fundamental. Juntos, crearon una colección de arte que incluía fotografías, diseños y objetos. Wagstaff murió en 1987 de un cáncer de pulmón, dejando gran parte de su colección de arte a importantes museos de todo el mundo.
Sam Wagstaff y Robert Mapplethorpe tuvieron una relación amorosa durante varios años en la década de 1970. Wagstaff, un coleccionista de arte y fotógrafo, fue el mentor y patrocinador de Mapplethorpe, un joven artista que se estaba abriendo camino en el mundo del arte neoyorquino.
Wagstaff ayudó a Mapplethorpe a conseguir su primera exposición individual en 1977, y desde entonces se convirtió en su promotor y gestor de sus trabajos y exposiciones. Además, Wagstaff le presentó a otros coleccionistas y curadores importantes del mundo del arte, lo que ayudó a Mapplethorpe a ganar visibilidad y renombre.
La relación de Wagstaff y Mapplethorpe fue intensa pero también tumultuosa, con altibajos emocionales y problemas de salud relacionados con el consumo de drogas. A pesar de las dificultades, crearon una larga y fructífera colaboración artística, con Mapplethorpe retratando a Wagstaff en muchas de sus fotografías más icónicas.
Wagstaff falleció en 1987, poco antes del auge del artista, pero dejó un legado duradero en la carrera de Mapplethorpe y en el mundo del arte. A través de su pasión por la fotografía y su dedicación a promover a nuevos talentos, Wagstaff dejó una marca indeleble en la historia del arte contemporáneo.