Sarah Perahia Pullicino es una mujer con una mirada profunda y serena, que parece haber viajado por muchos lugares y vivido muchas experiencias. Es una persona comprometida con la causa del medio ambiente; se dedica a la producción de alimentos orgánicos y defiende la agricultura sostenible.
Sarah es un libro abierto, siempre dispuesta a compartir sus conocimientos y experiencias con aquellos que se interesen por su trabajo y su filosofía de vida. Los que la conocen dicen que es una persona muy altruista y cordial, siempre dispuesta a ayudar a las personas que lo necesiten.
Su casa es un pequeño paraíso ecológico, donde abundan las plantas y los animales; se respira un aire puro y se siente una paz reconfortante. Allí, Sarah cría gallinas, cerdos, conejos, huertos y plantas medicinales, además de participar en la producción de miel de abejas.
Sarah es una persona que se ha comprometido a vivir en armonía con la naturaleza y a contribuir a la protección del medio ambiente, y sin duda es una mujer que ha encontrado un gran sentido en su vida.
Gerard-Pullicino y Sarah-Perahia-Pullicino se conocieron en un café en el centro de la ciudad. Gerard estaba esperando a un amigo y Sarah estava leyendo un periódico mientras disfrutaba de su taza de café. Como ambos estaban sentados en mesas cercanas, naturalmente empezaron a conversar sobre la actualidad y las noticias del día.
Después de unos minutos de conversación, ambos descubrieron que tenían mucho en común: compartían intereses similares y habían estudiado en las mismas universidades. A medida que hablaban, se dieron cuenta de que habían pasado juntos por muchas experiencias similares a lo largo de sus vidas.
A partir de ese momento, la relación entre Gerard y Sarah se convirtió en una amistad cercana y duradera. Se convirtieron en confidentes y compartían sus pensamientos y preocupaciones el uno con el otro. Finalmente, su amistad se convirtió en amor y se casaron en la misma cafetería donde se conocieron por primera vez. Desde entonces han estado casados felizmente y son un testimonio del poder del amor y la amistad genuina.
Gerard Pullicino y Sarah Perahia se conocieron en una exhibición de arte en el museo del Louvre en París. Ambos estaban admirando una pintura de Van Gogh cuando notaron que estaban parados uno al lado del otro. Después de algunos comentarios sobre el trabajo de Van Gogh, Gerard se presentó y preguntó si quería ir a tomar un café juntos. Sarah estaba nerviosa, pero aceptó la invitación y después de unas horas de charlar, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y decidieron seguir viéndose. Desde entonces, han visitado el Louvre muchas veces juntos y se han convertido en grandes amigos y amantes del arte.