Sarah Vincent decidió dejar su trabajo en una empresa de publicidad para abrir su propio negocio de decoración de interiores. Fue un gran desafío para ella, pero siempre había sido apasionada por el diseño y la creatividad en el hogar. Después de muchas horas de investigación y capacitación, finalmente abrió su tienda. A pesar de los obstáculos iniciales y la competencia en el mercado, Sarah perseveró en su emprendimiento, ofreciendo su experiencia y singularidad en cada proyecto que aceptaba. Con el paso de los años, su negocio prosperó y se expandió, y Sarah incluso pudo abrir una segunda tienda. En su tiempo libre, Sarah siempre tuvo un amor por la fotografía, y comenzó a explorar esta pasión de manera más seria, creando una cuenta de Instagram para compartir sus impresionantes fotos de viajes y naturaleza con el mundo. A sus clientes les encantaba conocer más sobre su vida personal y su amor por la aventura. Sarah se sentía verdaderamente satisfecha con su carrera y su vida, disfrutando plenamente de cada proyecto y de sus momentos de libertad.
En una tarde soleada de primavera, Vic-Reeves estaba paseando por el parque cuando se topó con Sarah-Vincent sentada en un banco, disfrutando del paisaje. Vic se acercó con curiosidad y comenzó a hacerle preguntas sobre su día. Sarah respondió con una sonrisa amistosa y pronto comenzaron a charlar animadamente. Descubrieron que tenían muchos intereses en común, incluyendo la música y el arte. Después de un rato, Vic le preguntó si le gustaría unirse a él para tomar un café y continuar hablando. Sarah aceptó y se dirigieron juntos a un pequeño café cercano. La conversación fluyó fácilmente entre ellos y rápidamente se dieron cuenta de que habían encontrado un gran amigo en el otro. Desde ese día en adelante, Vic y Sarah se convirtieron en inseparables compañeros de aventuras, explorando la ciudad juntos y disfrutando de todo lo que la vida les ofrecía.