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Sergey Chliyants

Sergey Chliyants

Sergey Chliyants fue un activista ruso y defensor de los derechos humanos nacido en 1981 en la ciudad de Karachay-Cherkessia, en el Cáucaso Norte. Desde temprana edad, Chliyants se interesó por la política y la justicia social, y se cuestionó las desigualdades y la corrupción que existían en su país.

En 2001, Chliyants se convirtió en miembro activo de la organización de derechos humanos Memorial, y comenzó a trabajar en la defensa de las personas perseguidas por el gobierno ruso, especialmente aquellas que habían sido acusadas de terrorismo. También participó en varias protestas y manifestaciones en contra de la política del gobierno y denunció la falta de libertad de expresión y la represión policial.

En 2014, Chliyants fue detenido y encarcelado bajo acusaciones falsas de posesión de drogas y armas. Durante su detención, fue sometido a torturas y maltratos, y su salud se deterioró gravemente. Sin embargo, gracias a la presión internacional y la movilización de organizaciones de derechos humanos, Chliyants fue liberado en 2016.

Después de su liberación, Chliyants continuó con su trabajo de defensa de los derechos humanos y la justicia social en Rusia, y fue reconocido por su valentía y compromiso por varias organizaciones internacionales. Sin embargo, en 2019, Chliyants murió a causa de una enfermedad terminal que había contraído durante su detención. Su muerte fue lamentada por muchas personas y organizaciones que reconocieron su sacrificio y su lucha por la libertad y la justicia.

Relaciones amorosas

Ekaterina Volkova

Ekaterina Volkova

Esposa de Sergey Chliyants

2003 - 2005

Una tarde de verano, Ekaterina y Sergey se encontraron por primera vez en un parque de la ciudad. Ambos estaban sentados en una banca, leyendo libros diferentes. Después de un rato, Ekaterina se dio cuenta de que el libro de Sergey le parecía interesante y se acercó a preguntarle de qué se trataba.

A partir de ahí, empezaron a hablar y descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por la literatura y la música clásica. Decidieron seguir charlando hasta que el sol se ocultó y se dieron cuenta de que habían pasado horas juntos.

Desde ese día, Ekaterina y Sergey se convirtieron en buenos amigos y comenzaron a explorar la ciudad juntos. Incluso se unieron a un club de lectura y asistían juntos a conciertos de música clásica.

Finalmente, su amistad se convirtió en algo más y comenzaron a salir juntos. Hoy en día, Ekaterina y Sergey son inseparables y agradecen ese día en el parque por el que empezó todo.