Sharon Niesp es una mujer apasionada por el patinaje sobre hielo desde que era una niña. Aunque no pudo dedicarse a ese deporte profesionalmente, siempre ha mantenido su amor por el patinaje y ha participado en competencias a nivel amateur. Además del deporte, también es una fanática de la música rock y ha asistido a varios conciertos en vivo de sus bandas favoritas.
En su vida profesional, Sharon se ha desempeñado en el área de recursos humanos en diferentes empresas, pero su verdadera pasión es el emprendimiento. Recientemente fundó su propia empresa de productos orgánicos y sostenibles, que se preocupa por el medio ambiente y el bienestar de las personas.
Sharon es una mujer con un gran corazón y siempre se preocupa por ayudar a los demás. Ha participado en varias obras de caridad y voluntariado en su comunidad. Además, es una madre amorosa y apoya a sus hijos en todo lo que hacen, incluyendo deportes y actividades extracurriculares.
En su tiempo libre, Sharon disfruta leyendo y viajando por el mundo para conocer diferentes culturas y países. Su próximo destino es Japón, donde quiere experimentar la cultura y la gastronomía locales. Sharon es una persona que vive con pasión y siempre busca hacer algo nuevo e interesante.
Un día, Cookie Mueller estaba caminando por las calles de Nueva York, cuando se topó con Sharon Niesp. Las dos mujeres chocaron sin querer y se disculparon mutuamente. Fue en ese momento que se reconocieron mutuamente de un bar donde solían frecuentar años atrás.
Comenzaron a charlar y recordaron algunas de sus aventuras salvajes juntas. Durante la conversación, Sharon le preguntó a Cookie si aún tenía aquel diario en el que ambas habían anotado todas sus locuras nocturnas en Manhattan. Para sorpresa de Sharon, Cookie sacó el diario de su bolso y se lo entregó.
Juntas, se sentaron en un parque cercano y se sumergieron en la nostalgia mientras leían algunas de las páginas del diario. Decidieron volver a vivir una noche loca juntas como hicieron años anteriores.
La noche siguiente, Sharon y Cookie siguieron la misma ruta que solían tomar años atrás. Entraron en todos los bares y clubes nocturnos famosos de Nueva York, sin prestar ninguna atención a la hora o al día de la semana. Bailaron, bebieron y cantaron hasta el amanecer, recordando con alegría las aventuras y los locos personajes que habían conocido en el pasado.
Desde entonces, Sharon y Cookie se reúnen regularmente para recordar los viejos tiempos y seguir creando memorias nuevas e inolvidables juntas. Una amistad que duraría toda la vida.