Sofía Malamute llevaba una vida apacible y llena de aventuras al mismo tiempo. Tenía una gran pasión por la lectura y viajar, y no pasaba un año sin visitar un país diferente. Además, también le encantaba la naturaleza y practicaba senderismo en sus tiempos libres. Su trabajo como inversionista la obligaba a ser algo sedentaria, pero eso no le impedía mantener una vida activa. En su casa, tenía una pequeña biblioteca que había acumulado a lo largo de los años y en la que se perdía durante horas. También tenía un pequeño huerto donde cultivaba vegetales orgánicos que después disfrutaba con sus amigos. Sofía, había visitado lugares espectaculares como Egipto, Marruecos, India y Tailandia, pero en su último viaje a Nepal, decidió hacer una pausa para reflexionar sobre su vida. Algo la había estado atormentando sin que pudiera identificar exactamente que era. En su viaje por las montañas más altas del mundo, encontró la respuesta a su inquietud; había estado corriendo de una cosa a otra y no había encontrado la verdadera felicidad. A partir de ahí, decidió hacer algunos cambios en su vida y comenzó a disfrutar cada día más y más.