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Sonia Sekula

Sonia Sekula

Sonia Sekula fue una artista suiza nacida en 1918 en Zúrich, Suiza, y fallecida en 1963 en la misma ciudad. Desde joven, mostró interés por la pintura y comenzó a tomar lecciones de arte, aunque también trabajó en el teatro como actriz y bailarina.

En 1942, se mudó a Nueva York y se unió al grupo de artistas abstractos conocido como The Irascibles. Más tarde, regresó a Suiza y se unió al grupo de artistas abstractos junger wilder (Jóvenes Salvajes) de Zúrich.

Sekula se interesó en la arqueología y la historia del arte, y en 1957 realizó una expedición a Egipto para estudiar el arte egipcio antiguo. Esto influyó en su obra posterior, que adoptó un estilo más figurativo.

Sekula también fue activista política y socialmente comprometida, participando en varias exposiciones y eventos contra el fascismo y la guerra. Lamentablemente, murió joven de cáncer en 1963, a los 44 años.

Hoy en día, su trabajo se encuentra en varias colecciones institucionales y privadas en Suiza y en el extranjero.

Relaciones amorosas

Erika Mann

Erika Mann

Pareja de Sonia Sekula

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Erika Mann y Sonia Sekula fueron dos mujeres artistas y escritoras que mantuvieron una profunda amistad durante décadas. Erika, hija del escritor alemán Thomas Mann, nació en 1905 y se convirtió en una importante activista política y cultural de su época. Por su parte, Sonia Sekula, nacida en Suiza en 1918, se destacó como pintora y escultora, y su obra se caracterizó por una estética vanguardista.

La relación entre Erika Mann y Sonia Sekula comenzó en los años 30, mientras ambas vivían en el exilio en Zurich, Suiza. Allí participaron activamente en los círculos intelectuales y artísticos de la ciudad, y colaboraron en diversas publicaciones y proyectos culturales. También se apoyaron mutuamente en momentos difíciles, como cuando Erika fue desposeída de su nacionalidad alemana por el régimen nazi y se vio obligada a abandonar su país.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Erika Mann y Sonia Sekula se trasladaron a Nueva York, donde continuaron su colaboración creativa y participaron en el floreciente ambiente cultural de la ciudad. Allí, Erika se desempeñó como directora del Teatro de la Libertad, una institución que promovía la libertad de expresión y los derechos civiles, y Sonia continuó su trabajo como artista.

La relación entre ambas mujeres se caracterizó por una profunda solidaridad y una estrecha colaboración creativa que se extendió a lo largo de décadas. Erika y Sonia compartían una visión crítica de la sociedad y una defensa de los valores humanistas, que se manifestó en sus respectivas obras. Su amistad y su legado cultural son un ejemplo de la importancia de las relaciones de apoyo y colaboración entre mujeres artistas y escritoras.