En su juventud, Szilvia estudió danza clásica y contemporánea y llegó a trabajar como bailarina y coreógrafa en varias compañías de Budapest. Sin embargo, su vida cambió radicalmente cuando decidió dar el salto al mundo del modelaje y la moda.
Szilvia se convirtió en una modelo muy solicitada en Budapest y también empezó a recibir encargos de otros países de Europa, así como de Asia y América del Norte. A pesar de su éxito, la modelo siempre mantuvo los pies en la tierra y se esforzó por destacar no solo por su belleza sino también por su inteligencia y su fuerza personal.
En su vida privada, Szilvia ha tenido varias relaciones amorosas, pero ha declarado en varias ocasiones que no se considera una persona muy romántica y que prefiere centrarse en su carrera y en su desarrollo personal.
Actualmente, Szilvia sigue trabajando como modelo y también ha emprendido varios proyectos empresariales. Además, sigue practicando danza y ha demostrado su implicación en causas sociales y medioambientales. En definitiva, una mujer polifacética y comprometida que ha conseguido hacer realidad sus sueños y convertirse en un referente de elegancia y empoderamiento.
Viktor y Szilvia se conocieron en un concierto de música en Budapest. Viktor había ido al concierto con unos amigos y Szilvia estaba allí con su hermana. En un momento dado, Viktor y Szilvia se encontraron en la barra del bar y comenzaron a hablar sobre la banda que estaba tocando en el escenario. Descubrieron que ambos eran fanáticos y comenzaron a intercambiar sus canciones favoritas. Al final de la noche, Viktor le pidió el número de teléfono de Szilvia y desde ese día no han dejado de estar juntos. Ahora, se consideran el uno al otro su alma gemela y nunca olvidan ese concierto que les permitió conocerse.