Telma Santos era una mujer apasionada por la música y la literatura desde pequeña, pero su vida tomó un giro inesperado cuando decidió estudiar derecho y se convirtió en una exitosa abogada. A pesar de su éxito profesional, Telma siempre sintió que algo le faltaba y decidió retomar sus pasiones de juventud. Comenzó a tomar clases de canto y a escribir poesía en su tiempo libre. Con el tiempo, formó una banda de música con otras mujeres y comenzaron a tocar en pequeños bares y festivales locales. Telma nunca había sido tan feliz como en ese momento. Además de la música, Telma también encontró un pasatiempo en el yoga y la meditación, los cuales le ayudaron a encontrar un equilibrio emocional y espiritual en su vida. Con el tiempo, se convirtió en una experta en la materia y comenzó a dar clases en su comunidad. Aunque su carrera como abogada aún seguía siendo exitosa, Telma había encontrado una mayor satisfacción en su vida a través de la música, la poesía y el yoga. Se dio cuenta de que no era demasiado tarde para seguir sus sueños y decidió seguir explorando todas las posibilidades que la vida tenía para ofrecerle.