Tom Penford es un hombre de mundo: ha viajado por los cinco continentes, ha conocido culturas variopintas y ha hecho amigos por doquier. Siempre ha disfrutado de la vida, pero en los últimos años ha sentido la necesidad de sentar la cabeza en un sitio fijo. Por ello, se ha instalado en una pequeña aldea en las montañas. Allí cuida de su pequeña huerta, toca la guitarra en el bar de la plaza y dedica gran parte de su tiempo a leer y escribir. Ha descubierto una pasión por la poesía y de vez en cuando, se lanza a recitar sus propias composiciones en público. A pesar de que su confianza en la humanidad está temblorosa, se ha ganado el respeto del pueblo gracias a su honestidad y bondad natural. Tom ha encontrado la paz en esa aldea y, aunque de vez en cuando se le escapa una sonrisa melancólica al recordar su juventud aventurera, sabe que ha encontrado su hogar en ese pequeño y acogedor rincón del mundo.