Tsar Nicholas II nació el 18 de mayo de 1868 en San Petersburgo, Rusia. Fue el último zar de Rusia y gobernó desde 1894 hasta 1917, cuando fue derrocado durante la Revolución Rusa. Durante su reinado, enfrentó numerosos desafíos, como la pobreza, la inestabilidad política y las tensiones sociales, lo que llevó a la Revolución de 1905 y la Primera Guerra Mundial.
A pesar de estos problemas, Nicholas II no abdicó del trono y lideró al ejército ruso durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la guerra provocó una mayor insatisfacción entre la población y aumentó la presión en el gobierno. En febrero de 1917, estalló la Revolución de Febrero y Nicholas II fue depuesto del trono.
Él y su familia fueron detenidos y encarcelados en Siberia. En julio de 1918, fueron ejecutados por los bolcheviques durante la Guerra Civil Rusa. Después de su muerte, fue canonizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa como un santo y mártir.
La relación entre Tsar Nicolás II y Tsarina Alexandra fue muy estrecha, y su matrimonio fue considerado uno de los más fuertes en la historia de las monarquías europeas.
Nicolás se enamoró de Alexandra en 1889, cuando la conoció en una fiesta en Alemania. Ella era la nieta de la reina Victoria del Reino Unido y Nicolás quedó impresionado por su belleza y amabilidad.
Se casaron en 1894 y tuvieron cinco hijos juntos, cuatro hijas y un hijo. Alexandra era muy devota de su esposo, lo que llevó a algunos a criticarla por no estar dispuesta a contradecirlo.
Sin embargo, su matrimonio fue una tremenda fuente de consuelo para Nicolás, ya que tuvo que enfrentar muchas dificultades políticas. Alexandra era su principal confidente y consejera, y juntos intentaron mantener la estabilidad del Imperio Ruso.
Desafortunadamente, a pesar de su amor y dedicación mutua, la pareja no pudo evitar la Revolución Rusa de 1917, que finalmente llevaría a la caída de la monarquía y la ejecución de Nicolás y su familia.
Mathilde Kschessinska fue una bailarina de ballet rusa que se convirtió en la amante del Zar Nicolás II. Aunque su relación comenzó en la década de 1890, cuando él era el Gran Duque Nicolás Alexandrovich, la pareja continuó viéndose en secreto después de su coronación en 1896. Mathilde Kschessinska tuvo una gran influencia en Nicholas II y a menudo se dice que su influencia contribuyó a su caída.
Aunque Mathilde Kschessinska se convirtió en la primera bailarina del Teatro Mariinsky de San Petersburgo y ganó fama y reconocimiento en todo el mundo, su relación duradera con Nicholas II tuvo consecuencias negativas tanto para ella como para su familia. Después de la Revolución Rusa de 1917, Kschessinska y su familia se vieron obligados a huir del país y perdieron gran parte de su propiedad y riqueza.
La relación entre Mathilde Kschessinska y Nicolás II fue una de las muchas controversias que rodearon a la familia Romanov en los años previos a la Revolución Rusa. Algunos historiadores argumentan que la influencia de Kschessinska sobre el Zar contribuyó a su caída, mientras que otros señalan que la historia ha exagerado su influencia. En cualquier caso, la relación entre Kschessinska y Nicolás II sigue siendo objeto de interés histórico y cultural en la Rusia contemporánea.
La relación entre la bailarina española La Belle Otero y el zar Nicolás II es una leyenda, pero no tiene una confirmación documental. Se sabe que La Belle Otero, cuyo verdadero nombre era Agustina Otero Iglesias, fue una de las bailarinas más famosas de su tiempo en Europa y cosechó un notable éxito en San Petersburgo, donde bailó para la alta sociedad. Se dice que el zar, que era un gran admirador de la danza y de la belleza femenina, la invitó a su palacio varias veces y que mantuvieron una relación sentimental.
Sin embargo, no hay documentos que avalen esta historia, y algunos historiadores consideran que se trata de una leyenda inventada por la fama y la notoriedad de La Belle Otero. Además, la cronología tampoco cuadra, ya que Nicolás II se casó en 1894 con Alejandra Fiódorovna, mientras que La Belle Otero no tuvo su primer gran éxito en San Petersburgo hasta 1899.
En cualquier caso, la figura de La Belle Otero sigue fascinando a la imaginación popular y se ha convertido en un icono de la belleza y el glamour en la cultura popular.