Vera Clark, también conocida como Vera Atkins, nació en Rumania en 1908. En 1933, se mudó a Inglaterra para estudiar lenguas, y más tarde se unió al Servicio de Inteligencia Británica (SOE) durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue asignada como agente de la resistencia en Francia y, aunque ella misma nunca se infiltró en la organización nazi, trabajó para enviar a numerosos agentes secretos detrás de las líneas enemigas. También ayudó a construir una red de comunicaciones que permitió la comunicación segura entre las fuerzas británicas y la resistencia francesa.
Después de la guerra, Vera trabajó en la investigación de crímenes de guerra nazis y buscó a los colaboradores franceses que habían traicionado a la resistencia. Además, también investigó la desaparición de varios agentes secretos que habían sido enviados detrás de las líneas enemigas y que nunca fueron encontrados.
Vera murió en 2000, habiendo sido descrita como una experta en inteligencia y una heroína de la Segunda Guerra Mundial que había ayudado a salvar muchas vidas. Su historia es recordada como un gran ejemplo de valor y coraje.
Vera y Leonid eran dos importantes figuras en el mundo de la danza a principios del siglo XX. Vera era una bailarina estadounidense de origen ruso que se había formado en la escuela de ballet de Moscú, mientras que Leonid era un coreógrafo y bailarín ruso que trabajaba en los Ballets Rusos de Serge Diaghilev.
La relación entre Vera y Leonid comenzó cuando se conocieron en 1914, durante una gira de los Ballets Rusos por Europa. En ese momento, Vera era una de las bailarinas principales de la compañía y Leonid era uno de los coreógrafos más importantes.
En una entrevista realizada en 1978, Vera recuerda la relación entre ellos como muy cercana y afectiva, aunque admite que nunca fueron amantes. Según Vera, su relación era de pura amistad, basada en su amor por la danza y su pasión por el ballet.
Juntos, Vera y Leonid trabajaron en varias producciones de los Ballets Rusos, entre las que destacan "Les Noces" y "La Consagración de la Primavera", dos de las obras más importantes del repertorio de la compañía.
Además de su trabajo en los Ballets Rusos, Vera y Leonid también colaboraron en la formación de la compañía de ballet de la Metropolitan Opera de Nueva York en la década de 1930. Juntos, crearon varias producciones originales para la compañía, incluyendo "La Gran Duquesa" y "El Burgués Gentilhombre".
A pesar de que la relación de Vera y Leonid no era romántica, su amistad y colaboración fueron fundamentales para el desarrollo del ballet moderno y su legado perdura hasta nuestros días.