Vilmos Sebők fue un pianista y profesor húngaro nacido en 1931 y fallecido en 1999. Comenzó a estudiar piano a una edad muy temprana y se graduó en 1954 en el Franz Liszt Academy of Music en Budapest. En 1956, huyó de Hungría debido a la rebelión contra el régimen comunista y se estableció como músico en Estados Unidos.
Sebők fue reconocido por su experiencia y habilidad como intérprete y educador. Actuó en importantes escenarios de todo el mundo y grabó varias grabaciones influyentes. Además, fue un profesor destacado en la Universidad de Indiana, donde enseñó durante más de 30 años.
Sebők también fue conocido por su compromiso con la exploración musical y la improvisación. Desarrolló lo que llamó la "teoría de la intervención", que se centraba en la creación de una mayor comprensión de la música a través del uso de patrones y la improvisación.
A lo largo de su carrera, Sebők recibió muchos premios y reconocimientos, incluido un doctorado honorario en música de la Universidad de Michigan. También fundó el Festival Internacional de Piano de Budapest y ayudó a crear el Festival de Música de Cámara de Indiana.
Sebők murió en 1999, pero su legado continúa a través de sus grabaciones, sus numerosos estudiantes y su impacto duradero en la música.
Csilla-Kardos y Vilmos-Sebok se conocieron en una feria de arte en Budapest. Ambos estaban admirando una pintura moderna y comenzaron a conversar sobre el estilo y la técnica del artista. Desde ese momento, se dieron cuenta de que compartían muchos intereses en común, incluyendo su amor por el arte contemporáneo y la música electrónica. Después de intercambiar números de teléfono, comenzaron a salir y rápidamente se convirtieron en inseparables. Juntos disfrutan explorando nuevas galerías de arte y asistiendo a festivales de música electrónica en todo el mundo.
Kriszta-Berczeli y Vilmos-Sebok se conocieron en una pequeña cafetería en Budapest. Kriszta estaba sentada sola en una mesa frente al ventanal, mirando hacia afuera mientras bebía un café. Vilmos entró y notó que la única mesa disponible era la de Kriszta, así que se acercó para preguntarle si podía sentarse allí. Ella asintió y sonrió tímidamente.
Después de unos minutos de incómodo silencio, Vilmos notó que Kriszta llevaba un libro en su bolso que él había leído recientemente. Se animó a preguntarle si ella también había disfrutado del libro y así se inició una conversación animada. Descubrieron que compartían muchos intereses, desde la música hasta los viajes y la lectura.
A medida que la charla se prolongaba, Kriszta y Vilmos comenzaron a sentir una conexión especialmente intensa. Pronto se dieron cuenta de que habían encontrado a alguien con quien se sentían completamente cómodos y con quienes podían hablar de todo. El resto del día lo pasaron juntos, explorando la ciudad y disfrutando de su mutua compañía.
A partir de ese día, Kriszta y Vilmos se convirtieron en amigos inseparables y comenzaron a explorar juntos todo lo que Budapest tenía para ofrecer. Con el tiempo, su amistad creció en algo más profundo y se convirtieron en pareja, disfrutando de una relación feliz y duradera que se inició en aquella pequeña cafetería.