Vladimir Wulfert es un hombre enigmático, siempre manteniendo una actitud reservada y un tanto distante. Es reconocido por su gran capacidad de análisis y su habilidad para encontrar soluciones creativas a los problemas más complejos. A pesar de su aparente frialdad, es un ser profundamente empático que se preocupa por los demás y busca siempre hacer el bien.
Le gusta la música clásica y leer libros de filosofía. En su tiempo libre disfruta de caminar por la naturaleza y meditar. Es un atleta consumado, y practica artes marciales desde su juventud.
Wulfert ha viajado por todo el mundo, y sus experiencias han moldeado su visión del mundo y su comprensión de la diversidad cultural. Esto lo ha llevado a dedicar gran parte de su vida a promover la tolerancia y el respeto a las diferencias.
A menudo se lo encuentra trabajando en proyectos para mejorar la calidad de vida de los menos afortunados, y su generosidad ha impactado en la vida de muchas personas. En resumen, Vladimir Wulfert es un hombre de gran sabiduría y profundidad, cuya presencia transmite una sensación de paz y serenidad.
Como modelo de la agencia de talentos L-Seven, Natalia Brasova trabaja con el fotógrafo Vladimir Wulfert en varias sesiones de fotos. Según su perfil en la agencia, Natalia ha trabajado en varios proyectos con Vladimir y describe su trabajo como creativo y emocionante. No hay indicios de que su relación vaya más allá de una relación profesional de trabajo.
Natalia-Brassova y Vladimir-Wulfert se conocieron en una exposición de arte en Moscú. Ambos estaban admirando una pintura cuando sus manos se tocaron accidentalmente al tratar de observar la obra de arte. Con sonrojados rostros empezaron a platicar y a descubrir que compartían el mismo interés por el arte y la literatura. Finalmente, intercambiaron números de teléfono y acordaron en encontrarse de nuevo en la siguiente exposición de arte. Desde ese día, Natalia y Vladimir se convirtieron en inseparables amigos y compañeros de arte.