Wilhelmine van Neukirchen gen. Nijvenheim fue una noble alemana nacida en 1700. Se casó con el conde Johann Ludwig von Wallenrodt y juntos tuvieron varios hijos. Después de la muerte de su esposo, se convirtió en la tutora de su hijo menor y se mudó a una casa en Latgale, Letonia. Allí, supervisó la administración de sus propiedades y manejó asuntos legales y políticos en su nombre. También se desempeñó como diplomática y luchó por la independencia de Letonia de Rusia en el siglo XVIII. Wilhelmine murió en 1744 y fue enterrada en una iglesia local. Fue recordada como una mujer fuerte y valiente que se destacó en una época en que las mujeres tenían pocas oportunidades para hacerlo.
Louis-de-Brancas y Wilhelmine-van-Neukirchen-gen-Nijvenheim se conocieron en una cálida tarde de primavera en un elegante jardín de la ciudad. Ambos estaban admirando las hermosas flores y el colorido paisaje, cuando sus miradas se cruzaron y quedaron atrapados el uno en el otro. Después de unos tímidos saludos, comenzaron a conversar y a descubrir que tenían mucho en común. Louis era un caballero francés, muy culto y elegante, mientras que Wilhelmine era una aristócrata alemana de belleza exótica y gran conocimiento en las artes. Desde ese momento, comenzaron a frecuentarse y a compartir momentos inolvidables juntos. Louis se sentía amaestrado por la inteligencia y el refinamiento de Wilhelmine, y ella admiraba su galantería y nobleza de carácter. Pronto, se enamoraron y decidieron casarse para compartir el resto de sus vidas y construir una familia hermosa y feliz. Juntos, formaron una pareja llena de amor, respeto y confianza, que siempre se mantuvo unida ante las adversidades y celebrando cada alegría que les brindaba la vida.