William Hollingsworth fue un destacado artista estadounidense nacido en 1910 en la ciudad de Demopolis, Alabama. Después de haberse graduado de la Universidad de Alabama, siguió su pasión por la pintura y se mudó a Nueva York para estudiar en la Art Students League.
Hollingsworth se hizo conocido por su estilo abstracto y figurativo, que le valió varias exposiciones individuales y participaciones en exposiciones colectivas en galerías de todo Estados Unidos, incluyendo la famosa Galería Betty Parsons.
En 1941, fue convocado para servir como soldado en la Segunda Guerra Mundial y se incorporó al Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Durante su servicio, se desempeñó como artista gráfico y realizó diferentes trabajos relacionados con la guerra.
Después de la guerra, Hollingsworth regresó a su carrera artística y se estableció finalmente en la ciudad de Nueva Orleans, donde también trabajó como docente y activista de la comunidad artística. En el transcurso de su vida, recibió numerosos premios y reconocimientos, incluyendo la Medalla de Oro del Colegio de Bellas Artes de Nueva Orleans.
Falleció en 1947, a la temprana edad de 37 años, dejando tras de sí un legado artístico significativo y una huella duradera en la comunidad artística estadounidense.
William Hollingsworth y Sara Shane se conocieron en una cafetería de Nueva York en un día lluvioso de octubre. Ambos se habían refugiado allí para escapar de la lluvia y encontraron un asiento junto a la ventana. Mientras tomaban sus bebidas calientes, comenzaron una animada conversación sobre el tiempo y sus lugares favoritos de la ciudad.
Descubrieron que compartían un amor por la música clásica y la ópera, y acordaron ir juntos al Met para ver una presentación de "La Traviata". A medida que la tarde avanzaba, se percataron de que tenían mucho en común, incluyendo un interés por la literatura y el arte.
Cuando la lluvia finalmente amainó, salieron juntos del café y caminaron por las calles de la ciudad, charlando y riendo como si se hubieran conocido durante años. Al llegar a la esquina donde se separarían, William sacó un bolígrafo de su bolsillo y anotó su número de teléfono en una servilleta y se la entregó a Sara, diciéndole que le encantaría volver a verla.
Sara sonrió y tomó la servilleta, diciendo que ella también esperaba eso. Se despidieron con un cálido abrazo y fueron cada uno su camino, ambos con la sensación de que habían hecho una conexión especial en esa tarde lluviosa. Así comienza la historia de amor de William Hollingsworth y Sara Shane.