William Newkirk es un hombre enigmático e inquietante. Desde su juventud, muchos lo han considerado un misterio y es que sus acciones y pensamientos parecen estar detrás de un velo oscuro. A su alrededor, las personas se sienten intrigadas por su presencia, a la vez que cautivadas por su inteligencia y astucia. Newkirk suele mantenerse en un segundo plano, evaluando cuidadosamente la situación antes de actuar. Es un hombre metódico y perspicaz, con un ojo agudo para los detalles y una disposición apasionada pero calculada.
Pese a su fachada misteriosa, William Newkirk es un hombre de gran generosidad y compasión. A través de su vida, ha apoyado a numerosas causas benéficas y organizaciones sin fines de lucro, y ha trabajado incansablemente para mejorar la vida de otros. Pero aunque sea un hombre de corazón cálido, sigue siendo una figura enigmática y reticente, lo que lo convierte en una persona fascinante e impredecible. En resumen, William Newkirk es un enigma en el que uno no puede evitar sentirse atraído hacia su misterio y su sabiduría.
Susan Diol y William Newkirk se conocieron en una heladería en Nueva York. Los dos estaban parados en la fila para pedir su helado favorito cuando se dieron cuenta de que estaban mirando el mismo sabor. Se miraron y sonrieron, y comenzaron a conversar sobre el clima y la ciudad en general.
Cuando finalmente llegó su turno para pedir, ambos pidieron el mismo sabor de helado. Becky, la dueña de la heladería, se dio cuenta de que estaban coqueteando y les preguntó si querían compartir un cono. Los dos se rieron y aceptaron encantados.
Después de disfrutar de su helado juntos, Susan y William intercambiaron números y comenzaron a salir juntos. La heladería se convirtió en su lugar favorito para pasar tiempo juntos, y todavía visitan la misma heladería hasta el día de hoy.