Yvette Guilbert nació en París, Francia, en 1865. Desde joven, demostró un gran talento para el canto y la interpretación, y comenzó a actuar en cabarets y teatros de París en la década de 1880. Guilbert se hizo famosa por su estilo de canto hablado y su característico vestuario negro y sombrero de copa. Sus canciones, muchas de las cuales ella misma escribió, hablaban de la vida cotidiana de la clase trabajadora parisina y a menudo tenían un tono satírico o burlón. A lo largo de su carrera, Guilbert actuó en toda Europa y Estados Unidos, cosechando éxitos en el teatro y la música. También se convirtió en una figura popular en la sociedad bohemia de la época, y se codeaba con artistas e intelectuales de la talla de Henri de Toulouse-Lautrec, Vincent van Gogh y Oscar Wilde. Con el tiempo, Guilbert se alejó del mundo del espectáculo para dedicarse a la escritura, publicando varios libros de memorias y cuentos. Falleció en Aix-en-Provence en 1944, a los 79 años. Su legado sigue vivo en la cultura popular francesa, y es recordada como una de las grandes intérpretes de la chanson française de la Belle Époque.