Zoltán Hercegfalvi nació el 27 de diciembre de 1954 en Hungría. A los 16 años, empezó a trabajar en una fábrica de juguetes mientras estudiaba para graduarse en electricidad. Luego, se unió al ejército húngaro y fue entrenado como paracaidista.
En 1976, Hercegfalvi huyó de Hungría y se trasladó a Austria, pero fue deportado a su país de origen unas semanas después. Finalmente, en 1982, se fugó con éxito y llegó a Munich, Alemania, donde solicitó asilo político.
Hercegfalvi se convirtió en un activista comprometido y trabajó para apoyar a otros refugiados y
actualmente es conocido por haber salvado a muchas personas de morir en la carretera. En septiembre de 2015, durante la crisis de refugiados en Europa, Hercegfalvi se unió a un grupo de voluntarios para recibir a los refugiados que llegaban a la frontera húngara. Fue especialmente destacado por haber salvado a familias enteras que se encontraban en grave peligro en la carretera.
A pesar de su heroísmo, Hercegfalvi fue arrestado y encarcelado en febrero de 2016, acusado de tráfico de personas. Fue liberado en septiembre de ese año y recibió el premio Raoul Wallenberg por su valentía en el rescate de refugiados.
Actualmente, Hercegfalvi sigue trabajando en la ayuda a los refugiados y en la conciencia sobre su situación, además ha inspirado la creación de una fundación para la ayuda a los refugiados.
Agnes y Zoltan se conocieron en una tarde soleada en el parque central de Budapest. Agnes estaba sentada bajo un árbol, absorta en la lectura de un libro, mientras que Zoltan caminaba por el sendero cerca de ella. De repente, se tropezó con una piedra y cayó al suelo justo a unos centímetros de Agnes. Ella levantó la vista y se asombró al ver a Zoltan tan cercano a ella. Él se levantó rápidamente y se disculpó, entonces ella le preguntó si estaba bien. A partir de ahí, comenzaron a hablar y a descubrir que compartían intereses comunes y una química instantánea. Finalmente, intercambiaron números de teléfono y acordaron volver a encontrarse en el mismo lugar la próxima semana. Desde entonces, no han dejado de verse y su amor ha crecido con fuerza.
Un día soleado en Budapest, Kriszta caminaba por las calles mientras disfrutaba del paisaje. De repente, se topó con Zoltan, quien también disfrutaba de un paseo por el centro de la ciudad.
Kriszta lo encontró atractivo y decidieron presentarse. Pronto descubrieron que ambos tenían una pasión por la música y la cultura húngara. Empezaron a hablar de sus lugares favoritos en la ciudad y se dieron cuenta de que tenían mucho en común.
Después de una agradable conversación, intercambiaron números de teléfono y acordaron reunirse en un café cercano para seguir charlando. Esa tarde, disfrutaron de un delicioso café y de una agradable conversación, y desde entonces se han convertido en grandes amigos y compañeros de aventuras en la ciudad.