Catherine of Braganza nació en 1638 en Portugal, era la hija mayor del rey Juan IV y de su esposa, Luisa de Guzmán. En 1662, Catherine se casó con Carlos II de Inglaterra como parte de un acuerdo político entre Portugal e Inglaterra. Fue la primera esposa de Carlos II, pero no tuvieron hijos y su matrimonio era infeliz.
Catherine era católica en una Inglaterra protestante y enfrentó muchos desafíos debido a su religión y nacionalidad. Sin embargo, aún así, contribuyó a introducir nuevas costumbres y sabores en Inglaterra, incluido el té.
En 1685, Carlos II murió y su hermano, el católico Jacobo II, se convirtió en rey. Catherine, que apoyaba a su esposo pero no a su cuñado, huyó a Portugal en lugar de quedarse en Inglaterra. A pesar de su exilio, mantuvo correspondencia con muchos en Inglaterra, incluyendo al filósofo John Locke, quien escribió sobre su admiración por ella.
Catherine murió en 1705 en Portugal, y fue enterrada junto a su esposo, Carlos II, en la capilla de Enrique VII en la Abadía de Westminster. Ella fue recordada por su matrimonio con Carlos II y por las influencias que trajo a Inglaterra como reina.
Catherine de Braganza y Carlos II de Inglaterra se casaron en 1662 como parte de un acuerdo político para sellar la Alianza portuguesa-británica en un momento en que Inglaterra estaba en guerra con los Países Bajos. Catherine era hija del rey de Portugal y llegó a Inglaterra con una gran dote que ayudó a fortalecer la economía de Carlos. Aunque la pareja nunca tuvo hijos sobrevivientes, Catherine se convirtió en una patrocinadora de las artes y la cultura, y fue una defensora de la tolerancia religiosa en una época de intensa persecución contra los católicos. Después de la muerte de Carlos en 1685, Catherine se retiró a un convento franciscano en Lisboa, donde murió en 1705. La relación entre Catherine y Carlos fue inicialmente tensa debido a las diferencias culturales y lingüísticas, pero con el tiempo se convirtieron en amigos cercanos. Catherina también ayudó a introducir la bebida del té en Inglaterra y popularizó el hábito de agregarle leche y azúcar.