Christophe-Eme y Jeri Ryan se conocieron en una tarde soleada de verano en un café del centro de Los Ángeles. Ambos estaban sentados en mesas separadas, demasiado absorbidos en sus propios pensamientos como para prestar atención al mundo que los rodeaba. Sin embargo, esta situación cambió cuando un avispado camarero los colocó accidentalmente en la misma mesa. Al principio, ambos se sorprendieron al encontrarse cara a cara con un extraño, pero rápidamente rompieron el hielo al hablar sobre el clima, los cafés y su amor mutuo por los gatos. A medida que la conversación se desarrollaba, descubrieron que compartían una pasión por la actuación y la interpretación, y comenzaron a intercambiar historias sobre sus respectivas carreras. A medida que el sol comenzaba a desaparecer en el horizonte, los dos se dieron cuenta de que habían encontrado algo especial en el otro. Intercambiaron números de teléfono y acordaron verse de nuevo pronto. El resto, como dicen, es historia. Christophe-Eme y Jeri Ryan se convirtieron en grandes amigos y colaboradores, trabajando juntos en varios proyectos a lo largo de los años. Y todo comenzó gracias a un error en un café.
