Un día, Daniel Humm estaba en Nueva York, buscando un lugar donde comer. Entró en un restaurante que llamó su atención, y para su sorpresa, Demi Moore estaba en la mesa de al lado. Al notar que el platillo que ella había ordenado no le había gustado, Daniel decidió enviarle un plato del suyo como cortesía. Demi quedó impresionada con el sabor exquisito de la comida, y agradeció a Daniel por su amabilidad. A partir de ese momento, empezaron a conversar y descubrieron que compartían muchas cosas en común, incluyendo su amor por la comida. Finalmente, intercambiaron números y se prometieron encontrarse pronto para degustar un delicioso banquete. Desde entonces, Daniel y Demi han mantenido una estrecha amistad que se fortalece con cada comida que comparten.
