Ferdinand de Rumania y Marie de Rumania fueron dos figuras importantes en la historia del país. Ferdinand, nacido príncipe de Hohenzollern-Sigmaringen, se convirtió en el rey de Rumania en 1914 tras la muerte de su tío Carlos I. Marie, por su parte, era la hija del príncipe Alfredo de Edimburgo y María Aleksándrovna de Rusia. Ferdinand y Marie se conocieron en 1892, cuando ella tenía solo 12 años y él 17. Sin embargo, no fue hasta 1899 que comenzaron una relación romántica oficial. La pareja se casó en 1893 en una ceremonia que tuvo lugar en la capilla del castillo de Sigmaringen. Durante su matrimonio, la pareja se convirtió en una fuerza unida en la política y la sociedad rumanas. Marie, en particular, se destacó como una figura carismática y apasionada que trabajó incansablemente por el bienestar de las mujeres y los niños. Fue una defensora de la educación, la igualdad y los derechos humanos. Ferdinand y Marie tuvieron seis hijos, dos de los cuales murieron en la infancia. Sin embargo, el resto de sus hijos se convirtieron en figuras prominentes en la vida política y social de Rumania. Su hijo Carol, por ejemplo, se convirtió en el rey Carol II, mientras que su hija Elena se casó con el príncipe de Grecia y Dinamarca. Tras la Primera Guerra Mundial, Ferdinand y Marie desempeñaron un papel importante en la creación de un estado rumano más fuerte e independiente. Después de la guerra, el país experimentó una serie de cambios políticos y sociales importantes, y Ferdinand y Marie trabajaron juntos en un esfuerzo por modernizar y estabilizar el país. En resumen, Ferdinand y Marie de Rumania fueron una pareja influyente y amorosa que trabajó incansablemente para mejorar las vidas de los rumanos. Su legado perdura hasta el día de hoy, y son recordados como dos de las figuras más importantes en la historia del país.
