La princesa Elisabeth de Sajonia-Altenburg y el Gran Duque Constantine Constantinovich de Rusia tuvieron una relación amorosa a principios del siglo XX. La princesa era la hija del príncipe Mauricio de Sajonia-Altenburg y la princesa Augusta de Sajonia-Meiningen, mientras que el gran duque era el hijo del gran duque Constantino Nikolaevich de Rusia y la princesa Alexandra de Sajonia-Altenburg. Se dice que la pareja se conoció en la corte rusa y rápidamente se enamoraron. A pesar de las diferencias culturales y religiosas entre ellos (la princesa era luterana y el gran duque era ortodoxo), mantuvieron su relación en secreto durante varios años debido a la oposición de sus familias y la sociedad. Finalmente, en 1901, la pareja decidió casarse en secreto en la capilla del Palacio de Invierno en San Petersburgo. Sin embargo, la noticia se filtró y los medios de comunicación lo descubrieron. Esto causó una gran controversia en Rusia, ya que el gran duque era un miembro de la familia real y se esperaba que se casara con alguien de su mismo rango social y religión. El zar Nicolás II, el hermano del gran duque, se enfureció por la noticia del matrimonio secreto y ordenó que la pareja fuera separada. La princesa Elisabeth fue obligada a regresar a Alemania y el gran duque fue desterrado a Tashkent en Asia Central. A pesar de la separación forzada, la pareja mantuvo su amor y se mantuvo en contacto a través de cartas. Desafortunadamente, su relación llegó a su fin cuando el Gran Duque murió en la Primera Guerra Mundial en 1915. La princesa Elisabeth nunca se casó de nuevo y pasó el resto de su vida en la corte de su familia en Sajonia-Altenburg. Murió en 1955 a la edad de 81 años.
