Andrew Dominik y Robin Tunney se conocieron mientras trabajaban en un proyecto cinematográfico en Los Ángeles. Era una tarde soleada y ambos se encontraron por casualidad en una cafetería cercana al set de filmación. Andrew, quien dirigiría la película, se acercó a Robin para saludarla y presentarse. De inmediato, se sintieron atraídos el uno del otro y comenzaron a conversar sobre sus intereses en común. A partir de ese momento, Andrew y Robin comenzaron a pasar más tiempo juntos en el set de filmación y fuera de él. Descubrieron que compartían la misma pasión por el cine y que tenían una química increíble que se reflejaba en el trabajo que realizaban juntos. A medida que su relación se fortalecía, decidieron trabajar juntos en un proyecto que les permitiera expresarse artísticamente. Fue así como crearon una película conmovedora que exploraba el amor y la pérdida de una manera profunda y emotiva. Hoy en día, Andrew y Robin son una pareja consolidada, que sigue trabajando juntos en proyectos cinematográficos y en la vida diaria. Su historia de amor y de colaboración constituye un testimonio de que las mejores asociaciones surgen cuando las personas comparten intereses y valores.