En una cálida tarde de verano, Joanne caminaba por el campus de la universidad cuando vio a un joven estudiante de intercambio, William, perdido en el mapa. Ella se acercó a él y le ofreció su ayuda para guiarlo hacia su destino. Mientras caminaban juntos, descubrieron que ambos eran estudiantes de derecho y compartían una pasión por la justicia social. La conversación fluyó fácilmente entre ellos y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Después de ayudarlo a encontrar su camino, William le invitó a tomar un café para agradecerle su amabilidad. Durante su café, Joanne y William se dieron cuenta de que había algo especial entre ellos, una conexión única que no podía ser ignorada. Desde ese día, Joanne y William se convirtieron en inseparables y comenzaron una relación que floreció gracias a su amor mutuo por la justicia y la igualdad.
