Napoleón III nació en París en 1808, y era sobrino de Napoleón Bonaparte. Durante su juventud, vivió en el exilio y se unió a varios intentos de rebelión contra el gobierno francés. En 1852, organizó un golpe de Estado y se proclamó emperador de Francia.
Durante su reinado, Napoleón III modernizó y expandió la economía francesa, promovió la educación y apoyó la construcción de nuevos edificios y monumentos. También lideró una serie de campañas militares, incluyendo la Guerra Franco-Prusiana en 1870, en la que Francia fue derrotada.
Tras la guerra, Napoleón III fue capturado por los prusianos y obligado a abdicar. Regresó a Francia como exiliado en Inglaterra, donde murió en 1873. A lo largo de su vida, fue un controvertido líder político y militar, y su legado sigue siendo objeto de debate.
Napoleón III y Marie-Clotilde-Elisabeth-Louise de Riquet, Condesa de Mercy-Argenteau, mantuvieron una relación amorosa que duró entre 1854 y 1870.
Marie-Clotilde era una noble austriaca que se casó con el Conde de Mercy-Argenteau en 1833. Tuvieron varios hijos, pero su matrimonio no era feliz y se separaron en 1853. Marie-Clotilde se convirtió en una de las damas de honor de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, y fue en la corte donde conoció al emperador.
Napoleón III y Marie-Clotilde comenzaron su romance en 1854, cuando el emperador la invitó a una caza en Fontainebleau. Se dice que la relación fue apasionada y que Napoleón estaba muy enamorado de ella, llegando a compararla con la famosa reina María Antonieta.
El romance se mantuvo en secreto durante muchos años y se dice que la emperatriz Eugenia sabía de la relación pero no la denunció. Sin embargo, en 1870, la relación entre Napoleón III y Marie-Clotilde se hizo pública y causó un gran escándalo en la sociedad francesa y austriaca.
En ese mismo año, Napoleón III fue derrocado y exiliado a Inglaterra, donde Marie-Clotilde se unió a él. Allí, ella se convirtió en su más fiel compañera y lo acompañó en todos sus viajes hasta su muerte en 1873.
La relación entre Napoleón III y Marie-Clotilde sigue siendo objeto de debate y controversia entre los historiadores, algunos creen que fue una verdadera historia de amor, mientras que otros piensan que fue una relación basada en la conveniencia y el interés político.
Bernardine Hamaekers no tuvo una relación directa con Napoleón III, ya que vivió en el siglo XIX, mientras Napoleón III fue el emperador francés desde 1852 hasta 1870. Sin embargo, el papel de Hamaekers en la movimiento político católico belga puede haber influido en las relaciones entre Bélgica y Francia durante el mandato de Napoleón III.
Hamaekers fue uno de los fundadores del Partido Católico Belga en la década de 1860, que buscaba proteger los derechos de los católicos y promover su participación en la política. El partido tenía estrechos vínculos con la Iglesia católica belga y con otros partidos políticos católicos en Europa, incluidos los de Francia.
Durante el mandato de Napoleón III, las relaciones entre Bélgica y Francia fueron en gran parte pacíficas. Sin embargo, las tensiones se intensificaron en 1867, después de que el gobierno belga exiliara a un grupo de príncipes franceses que intentaban incitar una revuelta en Francia. En respuesta, Napoleón III envió tropas a la frontera belga y exigió que los príncipes fueran liberados. Finalmente, se llegó a un acuerdo y los príncipes fueron liberados, lo que alivió las tensiones.
Si bien no podemos decir con certeza si la relación entre Hamaekers y Napoleón III influyó en las relaciones entre Bélgica y Francia, es posible que su participación en el movimiento político católico belga haya tenido un impacto indirecto en la política de ambos países durante esa época.
Marie-Anne Walewska fue una noble polaca que se convirtió en una de las amantes más famosas de Napoleón Bonaparte. Sin embargo, es común confundirla con su hija, también llamada Marie Walewska, quien se convirtió en la amante del sobrino de Napoleón Bonaparte, Louis-Napoléon Bonaparte, más conocido como Napoleón III.
Marie-Anne Walewska conoció a Napoleón Bonaparte en 1806 durante su estancia en Varsovia. Aunque estaba casada, se convirtió en una de las amantes más importantes de Napoleón y quedó embarazada de él en 1807. El hijo de ambos, Alexandre Walewski, nació en 1810 y fue reconocido por Napoleón como su hijo legítimo.
Por otro lado, Marie Walewska, la hija de Marie-Anne, conoció a Napoleón III en 1836 cuando ella tenía 18 años y él 28. En aquel entonces, Napoleón III era todavía un príncipe exiliado que intentaba recuperar el trono de Francia. Al igual que su madre, Marie se convirtió en una de las amantes más importantes de su amante, con quien tuvo un hijo ilegítimo llamado Alexandre Joseph Colonna-Walewski, en honor al medio hermano de su madre.
Aunque Marie-Anne y Marie Walewska fueron amantes de dos Napoleones diferentes y de épocas distintas, ambas mantuvieron relaciones duraderas y significativas con los hombres más poderosos de su tiempo.
Napoleón III y Virginia Oldoini, conocida como la Condesa de Castiglione, tuvieron una relación de amistad y posiblemente amorosa durante la Segunda República Francesa y el Segundo Imperio Francés. Virginia Oldoini era una mujer de la alta sociedad italiana que se mudó a París a mediados del siglo XIX, y rápidamente llamó la atención de la sociedad parisina por su belleza y elegancia.
Se dice que Napoleón III quedó impresionado por la belleza física de Virginia Oldoini, y la invitó a convertirse en su amante. Sin embargo, ella rechazó su oferta, diciendo que sólo estaría con un hombre que la tratara como a una reina. A pesar de esto, mantuvieron una estrecha relación de amistad y colaboración.
Virginia Oldoini se convirtió en una de las modelos favoritas del fotógrafo Adolphe de Meyer y hasta fue vista en la corte a menudo, y su relación con Napoleón III fue objeto de chismes y rumores en la sociedad parisina. Se especuló que Napoleón III fue el padre del segundo hijo de Virginia, pero estos rumores nunca fueron confirmados.
En cualquier caso, Virginia mantuvo su posición y respeto en la sociedad, mientras que Napoleón III la admiraba por su belleza y talento, y su amistad duró hasta la caída del Segundo Imperio Frances en 1870. Después de esto, Virginia se retiró de la sociedad y se retiró a vivir en Italia.
Carola de Vasa (1833-1907) era la hija menor del rey sueco Oscar I y su esposa, Josefina de Leuchtenberg. En 1852, se casó con el príncipe heredero de Saxonia, Alberto. Sin embargo, él falleció en 1902 y Carola decidió quedarse viuda y soltera por el resto de su vida.
Napoleón III (1808-1873) fue el emperador de Francia desde 1852 hasta 1870. Durante su gobierno, llevó a cabo una renovación urbana de París y una política exterior intervencionista, con la creación del Segundo Imperio Francés.
La relación entre Carola de Vasa y Napoleón III se dio cuando ella, siendo princesa heredera de Saxonia, asistió a la coronación de Napoleón III como emperador de los franceses en 1852. Se dice que ambos se atraían mutuamente y que habrían intercambiado cartas, aunque se desconoce si mantenían una relación sentimental.
No obstante, el contexto histórico en el que se dieron ambos personajes no permitió que su relación llegara a más. En 1870, Francia se enfrentó a una guerra con Prusia que culminó con la derrota francesa y la caída del Segundo Imperio. Napoleón III fue hecho prisionero y la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, borrada del poder.
Posteriormente, Carola de Vasa vivió en la corte de su hermana, la reina Sofía de Suecia, y mantuvo un perfil más bajo en la escena política europea. Por su parte, Napoleón III falleció en Reino Unido en 1873, donde había vivido en exilio desde la derrota de Francia en la guerra contra Prusia.
Eugenie de Montijo y Napoleón III fueron una pareja poderosa y controvertida en la historia francesa. Eugenie, nacida en España en 1826, se casó con Napoleón III en 1853, después de ser presentada a él en un salón de Paris. Eugenie era famosa por su belleza y elegancia, y Napoleón III estaba encantado con ella.
La relación entre Eugenie y Napoleón III tuvo sus altibajos. Al principio, la pareja era muy unida y se apoyaron mutuamente en su vida pública y privada. Eugenie se convirtió en una figura destacada en la corte y en la sociedad francesa, y Napoleón III la apoyó en sus esfuerzos por mejorar la educación y la atención médica para los pobres.
Sin embargo, la relación entre Eugenie y Napoleón III se puso tensa cuando Napoleón III comenzó a tener aventuras con otras mujeres. Eugenie se sintió herida y traicionada, y la pareja comenzó a discutir y a distanciarse. Además, la inestabilidad política y la tensión social en Francia también afectaron la relación de la pareja.
A pesar de todo, Eugenie y Napoleón III siguieron juntos hasta el final. Cuando Napoleón III fue depuesto en 1870 y la familia imperial fue desterrada a Inglaterra, Eugenie estuvo a su lado. Napoleón III murió en 1873 y Eugenie vivió el resto de su vida en el exilio en Inglaterra, manteniendo su amor y devoción por su esposo hasta el final.
Napoleón III y Rachel Félix, conocida simplemente como Rachel, tuvieron una relación tumultuosa y apasionada que duró alrededor de seis años, desde 1838 hasta 1844.
Rachel era una famosa actriz francesa, conocida por su talento y belleza, y Napoleón III era el sobrino de Napoleón Bonaparte y en ese momento era simplemente el Príncipe Luis Napoleón. Se cree que se conocieron por primera vez en un teatro en 1836, antes de que Luis Napoleón fuera exiliado a Gran Bretaña por trabajar en una conspiración contra el gobierno francés.
En 1838, después de su regreso a Francia, Napoleón III se convirtió en un gran admirador de Rachel y comenzaron a tener una relación amorosa. Sin embargo, su romance tuvo muchos altibajos, con frecuentes peleas y separaciones.
En 1840, Rachel incluso testificó a favor de Napoleón III durante su juicio por la conspiración de Boulogne, lo que le valió un gran respeto por parte del príncipe. Sin embargo, su relación se deterioró aún más y finalmente se separaron en 1844.
Después de su separación, Rachel continuó su exitosa carrera como actriz, mientras que Napoleón III finalmente se convirtió en el Emperador de Francia en 1852. Aunque nunca volvieron a ser pareja, se dice que mantuvieron una amistad de por vida.
Harriet Howard y Napoleón III tuvieron una relación amorosa durante los años 1850. Howard nació en el Reino Unido y se convirtió en la amante del futuro emperador cuando ambos se conocieron en Londres. Howard era una mujer adinerada y ambiciosa, que contribuyó financieramente a la causa de Napoleón III. En 1857, Napoleón III le concedió la Legión de Honor por sus servicios a Francia.
Sin embargo, la relación entre ambos terminó en 1863, cuando Howard fue acusada de conspirar contra el emperador en un complot fallido para asesinarlo. Howard fue arrestada y encarcelada en la Bastilla durante un tiempo, antes de ser deportada a Inglaterra.
A pesar de la ruptura, Howard mantuvo una buena relación con Napoleón III y su esposa, la emperatriz Eugenia. En 1873, Howard falleció en París a los 44 años de edad. En su testamento, dejó gran parte de su fortuna a instituciones benéficas y caritativas, incluyendo un hospital para enfermos mentales y una casa para enfermas mujeres.
María Anna Schiess fue una mujer suiza que mantuvo una relación amorosa con Napoleón III durante aproximadamente un año, entre 1848 y 1849. Su relación comenzó cuando Napoleón era todavía príncipe y se encontraba en el exilio en Suiza.
Schiess era hija de un rico banquero suizo y a pesar de que la relación fue breve, ella ejerció una gran influencia sobre Napoleón III. Se cree que ella lo introdujo en el mundo del espiritismo y le enseñó técnicas de meditación y autocontrol.
La relación terminó abruptamente en 1849 cuando Napoleón decidió casarse con Eugenia de Montijo, una aristócrata española, para fortalecer su posición política en Europa. A pesar de esto, Schiess mantuvo una correspondencia con Napoleón durante algunos años más, en las que se mantuvo una amistad y una relación intelectual.
Después de la caída del Segundo Imperio Francés en 1870, Schiess se mudó a Italia, donde se casó y tuvo hijos. Falleció en 1900. Aunque su relación con Napoleón III fue breve, ella es recordada como una mujer de gran inteligencia y belleza, y su influencia en Napoleón durante ese periodo ha sido objeto de debate y especulación entre los historiadores.
Mathilde Bonaparte y Napoleón III eran primos, y su relación era cercana durante los primeros años del reinado del emperador. Mathilde, hija de Jerónimo Bonaparte, hermano de Napoleón I, se casó con el príncipe Anatolio Demidoff en 1840 y se convirtió en princesa.
Cuando Napoleón III llegó al poder en 1852, Mathilde se mudó a París y se convirtió en una de las mujeres más influyentes de la corte. A menudo se la veía acompañando al emperador en eventos sociales y fiestas, y a menudo se la consideraba como su confidente y amiga cercana.
Sin embargo, su relación se enfrió después de que Mathilde apoyara públicamente la Facultad de Teología en su oposición a la política educativa del gobierno de Napoleón III, que buscaba modernizar la educación y reducir la influencia de la Iglesia Católica. La princesa también criticó al emperador por su política exterior y su falta de apoyo a Italia en su lucha por la independencia.
A pesar de estos desacuerdos, Napoleón III y Mathilde mantuvieron una relación respetuosa hasta la muerte del emperador en 1873. Mathilde continuó siendo una figura importante en la sociedad francesa y el mundo de la moda hasta su propia muerte en 1904.
Alexandrine-Eleonore Vergeot fue la modista personal de la esposa de Napoleón III, la emperatriz Eugenia de Montijo. Ella fue una figura importante en la corte del Segundo Imperio.
Se dice que Vergeot tenía una relación muy cercana con la emperatriz y que era muy influyente en la moda de la época. Se encargaba de crear los trajes y vestidos para la emperatriz y su corte, y se dice que tenía un gran talento para la costura y la moda.
Se rumorea que Napoleón III también mantenía una relación sentimental con Vergeot, aunque no se sabe con certeza. Sin embargo, algunos historiadores creen que la relación era simplemente profesional y que ella era una trabajadora muy importante en la corte.
En cualquier caso, la relación entre Alexandrine-Eleonore Vergeot y Napoleón III se discute y se interpreta de diferentes maneras, pero lo que es seguro es que ella fue una figura importante en la moda del Segundo Imperio francés y en los círculos de la nobleza.
Catherine Walters, también conocida como "Skittles", fue una famosa cortesana británica del siglo XIX. La relación entre Catherine Walters y Napoleón III, emperador de Francia en aquel momento, comenzó en 1855, durante la guerra de Crimea.
Walters se convirtió rápidamente en la amante favorita del emperador, y su belleza y encanto natural la convirtieron en una celebridad en París. La relación entre Walters y Napoleón III duró más de una década y se mantuvo en secreto en un primer momento.
A pesar de que Napoleón III estaba casado con la emperatriz Eugenia de Montijo, no era infrecuente en la época que los hombres casados tuvieran amantes. Sin embargo, la relación de Walters con el emperador fue especialmente notoria debido a su gran belleza y personalidad.
En 1866, la relación de Walters con Napoleón III llegó a su fin. Se cree que la emperatriz Eugenia fue quien puso fin a la relación, ya que se sentía amenazada por la influencia que Walters tenía sobre el emperador.
A pesar del final de su relación con Napoleón III, Catherine Walters siguió siendo una figura muy popular en la alta sociedad parisina y británica hasta su muerte en 1920.
Marguerite Bellanger fue una cortesana francesa que mantuvo una relación amorosa con el emperador francés Napoleón III durante su reinado en la década de 1850.
Bellanger nació en París en 1842 y comenzó a trabajar como prostituta en su adolescencia. En 1855, con tan solo 13 años, fue presentada al emperador francés Napoleón III en una fiesta privada en su palacio. Desde entonces, los dos comenzaron una relación que duró varios años.
A pesar de su juventud e inexperiencia, Bellanger se convirtió en la amante más famosa y deseada del emperador. Durante su relación, Napoleón III le proporcionó a Bellanger una vida lujosa, regalándole una casa en París, coches y joyas.
Sin embargo, la relación entre ambos tuvo un final trágico. En 1861, Bellanger fue arrestada por su participación en una estafa. Napoleón III intentó interceder a su favor, pero no tuvo éxito, y Bellanger fue enviada a prisión durante un año.
Después de su liberación, Bellanger se retiró de la vida pública y se casó con un médico, pero su reputación quedó manchada por siempre. Napoleón III, por su parte, continuó su reinado hasta 1870, cuando fue derrocado y exiliado a Inglaterra. Murió en el exilio en 1873.